Tal como dice su nombre, el antitranspirante evita la sudoración excesiva, al contrario del desodorante que simplemente neutraliza los olores, o bien, aromatiza alguna área del cuerpo. Recordemos que la sudoración no tiene olor, por lo que ambos productos atacan dos problemas distintos.
LA GRAN DIFERENCIA
El antitranspirante cumple la función de cubrir los poros que eliminan el sudor, por lo que no es recomendable que sea utilizado en todo el cuerpo, ya que éste necesita liberar la transpiración por alguna parte.
El componente que combate la transpiración es el clorhidrato de aluminio, astringente que modera el sudor. Este elemento es el que tapona las glándulas sudoríparas con leves cantidades de sales de aluminio, las que permanecen alrededor de tres días en el cuerpo antes de ser eliminadas con el agua.
Además, el antitranspirante colabora con la erradicación de bacterias, dado que sus agentes químicos son de alcance localizado, muy diferente al caso de desodorante cuyo efecto es menor, pero aromatiza en un sector más amplio.
TIP
Si su piel es sensible, se recomienda que use antitranspirante sólo cuatro veces a la semana, ya que los componentes resultan invasivos para cierto tipo de personas, causando una irritación inmediata, que en caso de no suspender el producto, puede derivar en una infección.
Respecto al desodorante, se trata de un perfume que es utilizable en una mayor cantidad de partes del cuerpo. La similitud que presentan con el antitranspirante, es que ambos combaten en mal olor que se irradia fruto del calor o ejercitación del cuerpo, incluso producto del estrés y actividades que estimulen las glándulas sudoríparas.
La composición del desodorante se caracteriza por poseer alcohol o etanol, y una fragancia para ocultar o neutralizar el olor que producen las bacterias que aloja el sudor, prolongando su permanencia hasta doce horas desde su aplicación.
Pese a que las diferencias parecen evidentes y claras, erróneamente las personas optan por antitranspirantes para combatir el mal olor, siendo que en esos casos se recomienda el uso simple de un desodorante.
Ahora bien, también existen los antitranspirantes con aroma que cumplen la función de ambos productos, pero que al ser utilizados por todo el cuerpo, pueden tapar los mecanismos de sudoración, impidiendo el normal funcionamiento del organismo y su control de temperaturas.
Cual sea el producto adecuado para su tipo de necesidad, siempre es recomendable que sea aplicado de acuerdo a su sensibilidad, sin abusar de éste, y que en caso de presentarse alguna reacción anormal en el área que cubre el producto, es primordial suspender su uso y consultar a un especialista.
COMBATIR EL SUDOR DE FORMA NATURAL
En el caso en que se desee evitar al máximo el uso del desodorante o del antitranspirante, hay ciertas estrategias para controlar la sudoración de forma natural.
Lo principal es mantener un aseo personal adecuado, mientras más se higienice el área en que se usó el producto, menos residuos afectaran la piel. Al mismo tiempo, en que si se limpia bien el área transpirada, se puede prever el surgimiento de bacterias producto del sudor.
En cuanto a la ropa, se recomienda que la persona evite el uso de prendas de material sintético, favoreciendo el empleo de telas naturales. Respecto al color, se sugieren colores claros que no atrapen el calor.
A su vez, la comida juega un papel importante en la batalla contra el sudor. Ingerir frutas y verduras evita la transpiración excesiva, al contrario que con las grasas, frituras y alcohol, que solo aumentan la estimulación de las glándulas sudoríparas.