El 50% de las enfermedades mentales empiezan antes de cumplir 14 años, y el 75% de ellas aparecen antes de los 24 años. Las enfermedades mentales graves como la esquizofrenia o el trastorno bipolar raramente aparecen «de la nada». En la mayoría de los casos, la familia, los amigos, los maestros o uno mismo reconocen pequeños cambios o comportamientos extraños, «algo no va bien» en tus pensamientos, sentimientos o comportamiento, antes de que la posible enfermedad aparezca.
Todos nos sentimos deprimidos de vez en cuando. ¿Cómo se supone que debes saber cuándo tus síntomas depresivos han llegado a un punto en el necesites ayuda profesional? He aquí una útil regla empírica: Si tu estado de ánimo deprimido dura más de dos semanas, o si está interfiriendo seriamente en tu trabajo, en la relación con tu familia y amigos, sería una buena idea que consultaras con un profesional de la salud mental tan pronto como te sea posible.
Indicios y síntomas
Aprender sobre el desarrollo de los síntomas, o señales de alerta tempranas, y tomar medidas puede ayudar. El diagnostico temprano e intervención puede ayudar a reducir la gravedad de una enfermedad mental. Incluso puede ser posible retrasar o prevenir una enfermedad mental grave.
Según podemos ver en https://www.psicologospamplona.net/, si se presentan varias de las siguientes situaciones, puede ser recomendable consultar a un profesional de la salud mental.
- Cambios drásticos en el sueño y en el apetito.
- Disminución en el cuidado personal.
- Cambios rápidos o dramáticos en las emociones o sentimientos deprimidos.
- Apatía o fobia social, pérdida de interés en actividades de las que antes se disfrutaba.
- Caída inusual en el rendimiento, ya sea en la escuela, en el trabajo o en actividades sociales, como dejar de practicar deportes, fracaso escolar o tener dificultades para realizar tareas diarias hogareñas.
- Problemas con la concentración, la memoria o el pensamiento lógico y el habla.
- Mayor sensibilidad a la luz, a los sonidos fuertes, a los olores o al tacto.
- Pérdida de la iniciativa o del deseo de participar en cualquier actividad.
- Vaga sensación de estar desconectado de uno mismo o de su entorno, descrito en ocasiones como una sensación de irrealidad.
- Creencias inusuales o exageradas acerca de los poderes personales para comprender significados o influenciar eventos, pensamiento ilógico o «mágico» típico de la infancia.
- Miedo o sospecha de los demás.
- Nerviosismo.
- Comportamiento extraño, inusual o peculiar.
Uno o dos de estos síntomas por sí solos no pueden determinar la necesidad de visitar a un psitoterapeuta, pero pueden indicar la necesidad de una evaluación mental. Si una persona está experimentando varias a la vez y los síntomas están causando serios problemas en la capacidad de estudiar, trabajar o relacionarse con otros, debe ser visto por un psicólogo o profesional de salud mental. Las personas con cuadros más graves, con pensamientos o intenciones suicidas, o pensamientos que incluyan hacerse daño a si mismos o a otras personas, necesitan atención inmediata.
Algunas personas ven acudir a terapia como algo negativo, pero nada más alejado de la realidad. Los terapeutas escuchan tu historia y te ayudan a establecer conexiones. Aprenderás más sobre ti mismo. Pueden ofrecer orientación o recomendaciones si te sientes perdido, pero no te dicen qué hacer. Una buena terapia te capacita para que resuelvas los problemas por ti mismo.