Esta disciplina india de 5.000 años de antigüedad está aquí para quedarse. Entre sus formas más intensas se encuentra el ashtanga yoga, una variación concebida para fomentar la práctica diaria aeróbica, que además de los conocidos beneficios del yoga tradicional, nos dará una forma física aeróbica mayor, aumentando a medida que a medida que se progresa en fuerza y flexibilidad.
La práctica puede realizarse en cualquier lugar, pero como en otras disciplinas, un monitor que haya recibido formación ashtanga yoga y cuente con experiencia será el encargado de trasmitir las pautas de este milenario deporte. Una vez que hayas tomado algunas clases y memorizado las series que comprende el yoga ashtanga, será fácil practicar donde quieras, en tu salón, en un parque, o en el hotel mientras viajas.
¿Qué es el Ashtanga Yoga?
Similar a otras formas como el vinyasa, el ashtanga se basa en saludos al sol, que a menudo se la conoce como una práctica gimnástica ya que sus poses son avanzadas y retorcidas. Sigue una secuencia estricta de posturas dentro de cada una de las seis series diferentes, que aumentan en dificultad a medida que se avanza. Los nuevos practicantes comienzan memorizando la primera serie y no avanzan hacia la siguiente hasta que la dominan.
Uno de los principales objetivos del ashtanga es establecer una práctica diaria constante, aunque hayas tenido un día horrible, no debes abandonar tu práctica, simplemente desenrolla tu colchoneta y deja que tu respiración te guíe, encontrando la meditación en movimiento.
Formación en Ashtanga Yoga
El Ashtanga es más difícil de enseñar que practicar. Un grupo de no iniciados dependería de ti para sus asanas y necesitas tener la formación necesaria para ello. Ser instructor de yoga es una carrera sostenible si sabes aprovechar las mejores oportunidades. Puedes hacer de tu pasión por el yoga una fuente viable de ingresos. Pero antes de que pienses que esto es un camino de rosas, sigue leyendo.
Seguro a terceros
Como instructor de yoga, estarás tratando con muchos estudiantes, desde principiantes a alumnos muy avanzados. Sea cual sea su nivel de práctica, pueden ocurrir lesiones e incidentes adversos. El seguro de responsabilidad civil te ahorrará muchos problemas si algo inesperado sucede.
Certificación de conocimientos
A algunos alumnos quizás no les importe si cuentas con certificaciones que demuestren tus conocimientos, pero si importará si buscas trabajo como monitor. Incluso si tienes muchos años de experiencia de autopráctica, debes obtener una certificación en escuelas de yoga reconocidas por la European Academy of Ashtanga Yoga o la Federación Española de Yoga Profesional, entre otras. Puede suponer un esfuerzo adicional, pero disponer de mejores credenciales te dará una ventaja sobre otros instructores, cosa muy necesaria en los tiempos que corren.
Practicar (mucho) antes de enseñar
El dicho «predica con el ejemplo» también se aplica al ashtanga. Enseñar a una clase entera es una tarea muy satisfactoria, pero también difícil. No se puede manejar bien una clase si no se está equipado con conocimientos amplios.
Disponibilidad horaria
Como instructor de yoga no trabajarás en horarios típicos del comercio. Se practica todo el día y las sesiones pueden estar dispersas en diferentes horarios. Aún así, puedes cuadrar tu propio horario, pero debes tener en cuenta la
disponibilidad horaria de tus futuros alumnos, quienes a su vez serán tus clientes.
Reciclaje de conocimientos
Un curso inicial pueden ser suficientes para conseguirte un trabajo de profesor, pero no te permitirán satisfacer la totalidad de las necesidades de tus alumnos. Tendrás que estudiar, asistir a eventos de yoga, seminarios y cualquier cosa que pueda mejorar tus habilidades. Cuanto más conocimientos y experiencia tengas, más «famoso» te harás, y más alta serán tus honorarios.
Como sabes, el Ashtanga es una disciplina con mucho conocimiento. Aprender la filosofía que hay en cada asana no se puede aprender en unos pocos días de formación. Así que como profesor, también tienes que ser un estudiante aplicado.